HACER EL AMOR…
En cierta ocasión escuche en una película “una verdad muy verdadera”… Era más o menos así: “¿Por qué crees que le llaman ‘hacer el amor’?... Es, quizá, porque se trata de hacer existir ese amor cuando los dos están y no están juntos…”
Recuerdo la vez que tuve mi primera experiencia sexual… A pesar de que nuestra relación ya llevaba algún tiempo, en realidad a ella no la conocía mucho y probablemente la estimaba más como una amiga que como algo más… Aunque la sensación física de tener su cuerpo resultó muy placentera, quizá la emoción de sentirse querido y amado por ella fue mucho más deliciosa que el deseo carnal, y, créanlo o no, sentí envidia de que ella si hubiese tenido ese “algo más” que da el sexo combinado con el amor… Luego de aquella vez, mi empeño por buscar ese “algo más” ha sido mucho más persistente que buscar la simple unión de dos cuerpos…
Desde entonces me preguntaba si realmente existía ese placer emocional, si era tan fuerte y delicioso como suponía, y si realmente estaba separado del placer físico… Y bueno, luego de tanta búsqueda sin sentido creo que encontré –al menos hasta ese día- lo que andaba buscando…
Esta chica era –bueno, aún lo es- algunos años menor que yo, y en ese tiempo ella aún no descubría muchas cosas de la vida… A pesar de que solo teníamos un par de meses de conocernos, apenas bastó una noche para encontrarnos el uno al otro… Nunca llegamos a la relación sexual, pero con solo sentir como nuestra piel temblaba cada vez que nos tocábamos, ver su respiración acelerarse cada vez que me acercaba, o escuchar y decir un “te quiero” apasionado al oído fue suficiente para saber que no hizo falta desnudarla y poseerla para sentir el mayor placer de nuestra vida…
Ahora considero a esa noche como mi verdadera “primera vez”… Talvez es por eso que le llaman “hacer el amor”…