UN RECUERDO DE LA SECUNDARIA...
La historia cuenta que estas frases fueron encontradas en la camisa de un paracaidista ecuatoriano luego que este muriera en una misión de reconocimiento en una memorable batalla... En mi colegio, como era de tipo militar, fue el primer lugar donde la escuché...
Desde entonces, cada vez que atravesé problemas y dificultades -especialmente en mi etapa de adolescente y de adulto joven- siempre fue como un segundo aire para no dejarme vencer... Supongo, pues, que levantaba mi ánimo cuando estaba caído, triste o desolado...
En este último viaje la recordé... Y ahora quiero compartirla con ustedes...
La historia cuenta que estas frases fueron encontradas en la camisa de un paracaidista ecuatoriano luego que este muriera en una misión de reconocimiento en una memorable batalla... En mi colegio, como era de tipo militar, fue el primer lugar donde la escuché...
Desde entonces, cada vez que atravesé problemas y dificultades -especialmente en mi etapa de adolescente y de adulto joven- siempre fue como un segundo aire para no dejarme vencer... Supongo, pues, que levantaba mi ánimo cuando estaba caído, triste o desolado...
En este último viaje la recordé... Y ahora quiero compartirla con ustedes...
ORACIÓN DEL PARACAIDISTA
Dame, mi Dios, lo que te resta,
dame lo que jamás nadie te pide.
Yo no te pido el descanso ni la tranquilidad
ni del alma ni del cuerpo.
Yo no te pido riquezas, ni el éxito,
ni siquiera la salud.
Todo eso, mi Dios, te piden tanto,
que no debes tener más.
Dame, mi Dios, lo que te resta,
dame lo que la gente rechaza.
Yo quiero la inseguridad y la preocupación,
yo quiero la tormenta y la fatiga,
y que tú me las des, mi Dios, definitivamente,
y que esté seguro de siempre tenerlas,
porque no siempre tendría el coraje de pedírtelas.
Dame, mi Dios, lo que te resta,
dame lo que los demás no quieren.
Pero dame también
el coraje, la fuerza y la fe.
Amén
Dame, mi Dios, lo que te resta,
dame lo que jamás nadie te pide.
Yo no te pido el descanso ni la tranquilidad
ni del alma ni del cuerpo.
Yo no te pido riquezas, ni el éxito,
ni siquiera la salud.
Todo eso, mi Dios, te piden tanto,
que no debes tener más.
Dame, mi Dios, lo que te resta,
dame lo que la gente rechaza.
Yo quiero la inseguridad y la preocupación,
yo quiero la tormenta y la fatiga,
y que tú me las des, mi Dios, definitivamente,
y que esté seguro de siempre tenerlas,
porque no siempre tendría el coraje de pedírtelas.
Dame, mi Dios, lo que te resta,
dame lo que los demás no quieren.
Pero dame también
el coraje, la fuerza y la fe.
Amén